domingo, 4 de mayo de 2014

Primera Carrera Automovilística en Ruta Abierta de Argentina

LA Primera Carrera
DE AUTOS en Ruta Abierta
REALIZADA EN NUESTRO País…”

La historia del automovilismo en nuestro país tiene poco más de cien años y esta estrechamente ligada al Partido de Vicente López. El primer automóvil que circuló por las calles porteñas lo hizo en el año 1892, se trató del primer auto “De Dion Bouton” ingresado al país por Dalmiro Varela Castex el cual tenía una capacidad para dos personas, en el año 1895 también Varela Castex introdujo el primer “Benz “ al país. Poco a poco las calles de la Ciudad se fueron poblando con estas sorprendentes máquinas lo que origino la necesidad a principio del 1900 de reglamentar el tránsito ante esta novedosa invasión de máquinas, se dictó una ordenanza que imponía no desplazarse "nunca a velocidades superiores a un caballo al trote". Es de imaginar que los motores iban aumentando su velocidad año a año. Por lo que hubo que poner ya a principios de 1905 una nueva reglamentación que prohibía superar los 14 Km por hora en zonas pobladas.

En el año 1904 ya se había corrido la primera carrera de automóviles en un circuito cerrado en el entonces Hipódromo de Belgrano, en el mismo lugar donde hoy en día se encuentra el Tiro Federal, en esa carrera los autos alcanzaron la increíble velocidad de 70 Km. por hora, compitieron sobre 1000mts.

En esa época no sólo Buenos Aires si no todo el país, se encontraba en un período de crecimiento vertiginoso y comenzaba a asomar un novedoso medio de locomoción del cual la mayoría aún desconfiaba: el automóvil. A deducir de las estadísticas no muy completas de que se dispone, en 1905 debían estar circulando en todo el país alrededor de 300 de aquellos novedosos coches. No había nadie de la alta sociedad porteña que no dispusiera ya algún vehículo con motor de nafta.

Debido a una iniciativa del progresista del diario “El País” fundado por Carlos Pellegrini, se organizó para el Domingo 9 de Diciembre de 1906, una carrera en ruta abierta para toda clase de automóviles, siendo ésta la primera que se correría en toda Sudamérica, en la que aparece por vez primera el Automóvil Club Argentino, fundado dos años antes, como donante de una importante copa que debía otorgarse al competidor que llegase tercero.

Uno de los serios problemas que se le presentaba a los organizadores era decidir dónde se correría la carrera porque en aquel entonces los caminos de acceso a Buenos aires al no estar asfaltados eran polvorientos en invierno y extremadamente barrosos durantes las lluvias estivales. Pero existía un itinerario en condiciones razonablemente buenas: el célebre Camino del Bajo, que un par de años después se transformaría en la primera ruta reservada exclusivamente para automóviles y que corría desde el Hipódromo Argentino de Núñez hasta la estación de Olivos del entonces Ferro-Carril Central Argentino Ramal C. La idea era hacer correr a los competidores desde la Recoleta hasta el lujoso Tigre Hotel. Pero como ya en aquel entonces se atravesaban algunos cascos poblados, la carrera fue fragmentada y se intercalaron varios trayectos que no serían cronometrados. En realidad, se efectuaban dos carreras al mismo tiempo: la categoría libre se disputaba en el tramo de ida solamente, en tanto que la gran copa “El País” obligaba a los competidores a recorrer el trayecto de ida y vuelta. Es aquí donde se les presentó el segundo gran inconveniente, ya que los automóviles no disponían de la suficiente capacidad en sus tanques de nafta como para regresar nuevamente a la Recoleta sin abastecerse a mitad de camino. Eso motivo que el A.C.A. tuviera que construir su cede en Olivos, en donde se encuentra actualmente en Av. Libertador y Corrientes, para que los participantes pudieran disponer del combustible necesario para poder arribar a la llegada.

Más que una carrera, aquello resultó ser una gran fiesta social. En un momento dado llegó a haber 40 inscriptos, cifra extraordinaria para esos días, aunque en definitiva los participantes efectivos fueron 18 automóviles. Pero estaban los automovilistas mas perfilados de la época, muchos de ellos socios fundadores del flamante ACA.

Desde Alvear y Callao hasta Nuñez la prueba no estaba cronometrada, es decir, que el tiempo empleado no importaba. A partir de allí se corría a velocidad libre hasta Olivos, donde nuevamente se dejaba de cronometrar el paso de los competidores, lo mismo que en San Isidro y San Fernando. En total 38 Km. de los cuales la mitad se recorría a velocidad libre y la mitad restante, a paso de hombre.
Los relojes de esa época no eran muy precisos, y el tiempo se tomaba en fracciones de minuto. En tales condiciones no pudo evitarse que dos participantes, Marín y Mackinlav, figuraran en el Tigre Hotel con exactamente el mismo tiempo de 14 minutos y medio.
Curiosamente no se consignó en ese entonces el promedio, un dato que aparentemente no interesaba tanto como el hecho de participar y, especialmente, el de llegar. Con todo, conociendo la distancia y el tiempo empleado, podemos calcular la velocidad media en 54,190 km/h. Era, para aquellos caminos de tierra, un valor nada despreciable. Durante la prueba hubo perros atropellados y desmayos de vecinas que la presenciaban. Incluso el coche Nº 10 sufrió un espectacular vuelco.
El recorrido entre Buenos Aires-Tigre-Buenos Aires, contó con la participación de 14 volantes. A continuación, la clasificación, que fue la siguiente: 1° Miguel A. Marín; con un Darraq de 20HP, 2° Francisco Radé con un Dietrich de 24-32HP que era propiedad del Dr. Carlos Lamarca; 3° Victor Laborde con otro De Dietrich perteneciente a George Blacque Belair; 4° Recht-Lehmann y 5° Teófilo Méndez
Miguel A. Marín fue, como queda consignado, el ganador de esta primera carrera para automóviles disputada en nuestro país. Pero el automóvil conducido por Víctor Laborde que clasificó 3° fue quien se hizo acreedor al premio instituido por el ACA. Y cosa curiosa: sería el mismo Víctor Laborde el principal propulsor de la actividad automovilística argentina durante aquellos primeros tiempos, y el alma Máter de los primeros Grandes Premios Buenos Aires – Córdoba que el Automóvil Club Argentino comenzó a hacer disputar a partir de 1910 y que se transformarían, con el correr del tiempo, en una de las más extraordinarias competencias automovilísticas del mundo entero.



DELIA SASSONE

GUIA DE TURISMO

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