UNA VECINA ILUSTRE DE
VICENTE LOPEZ....
MARIQUITA SANCHEZ DE MENDEVILLE
A pocos días de haberse
celebrado el Día de la Mujer creo oportuno recordar a una de nuestras Damas
Patriotas de gran temple que ayudaron a forjar la independencia de nuestro
país.
A nadie le resulta extraño su nombre, desde muy
chicos aprendimos que fue en su casa donde se cantó por primera vez el Himno
Nacional Argentino, pero muy pocos saben que por un breve período fue vecina de
Vicente López.
Mariquita Sánchez, nació en
la Ciudad de Buenos Aires el 1º de Noviembre de 1786, en una de las familias
más aristocráticas de la sociedad colonial. Su padre, el español Cecilio Sánchez
de Velazco, era Regidor del Cabildo y Alcalde de Primer Voto, además de uno de
los comerciantes más importantes y prestigiosos del Virreinato. Se había casado
con Magdalena Trillo, una criolla, que había quedado viuda siendo joven y en
una muy buena situación económica.
Mariquita fue la única hija
de éste matrimonio y pasó su niñez colmada de mimos en las distintas quintas
que tenían la familia, una en San Isidro llamada “Los Tres Ombúes” y la otra en
Retiro llamada “Los Olivos” muy pronto se convirtió en la soltera más codiciada
de la ciudad ya que no solo era la futura heredera de una gran fortuna sino que
a la vez era bonita, inteligente y sumamente culta. Por esa misma razón su
padre decidió casarla a los 14 años con un primo español muy respetable, Diego
del Arco, que era mucho mayor que ella, a lo que Mariquita se opuso firmemente
por estar enamorada de Martín Jacobo Thompson, a quien Don Cecilio no aprobaba
por no proceder de una familia de alcurnia.
En esa época los matrimonios
eran arreglados por los padres y no se tenía en cuenta la voluntad de los
hijos, quienes se veían obligados a acatar la decisión o de lo contrario no les
quedaba más opción que recluirse en un convento. Mariquita a pesar de contar
con sus jóvenes 14 años, se propuso defender lo que ella estaba convencida era
su derecho y se rehusó a casarse de esa manera, por lo que pidió la
intervención del Virrey para que le otorgara la autorización de contraer enlace
con Martín a quien la unía un profundo amor. Al final de largas audiencias logró
ese ansiado permiso y se casó con Martín en 1805. Ese matrimonio fue el
comentario de toda la ciudad, por la audacia demostrada por la novia para hacer
valer sus derechos, a nadie le cabía dudas del temperamento de esta joven
criolla que empezaba a defender el derecho a la libertad.
Muy pronto el salón del
matrimonio Thompson empezó a distinguirse por sus distinguidas tertulias, que
Mariquita amenizaba con su buen gusto e inteligencia. Ningún vecino ilustre o
visitante importante de la ciudad podía estar ausente en sus reuniones. Por su
casa de la Calle San José, hoy Florida 272, pasaron todas las personalidades de
la cultura de la época, poetas, pintores, filósofos, músicos, teólogos,
militares, las personas más influyentes y aristocráticas de la ciudad, asistían
a diario a sus tertulias.
Fue en esos mismos salones
donde comenzó a gestarse nuestra independencia, muchos de sus invitados eran
integrantes de la Logia Lautaro a la cual también pertenecía su esposo Martín
Thompson. Mariquita misma alentaba esas ideas de independencia entre sus
invitados, y trataba de colaborar en todo lo que estaba a su alcance. Fue ella
quien con sus propias manos confeccionó las cintas celestes y blancas que
French y Beruti repartieron en la Plaza Mayor esa mañana del 25 de Mayo de 1810,
y en ese mismo salón donde se cantó por primera vez en el año 1813 nuestro
Himno Nacional y que fuera representado por el pintor Pedro Subercasseaux,
donde la podemos observar tocando el arpa y no cantándolo como tradicionalmente
se dice, la que entonó sus estrofas fue Remedios de Escalada, quien en esos
momentos era la novia del Coronel San Martín.
El matrimonio Thompson fue muy
feliz, tuvieron cinco hijos, cuatro mujeres y un varón, pero las actividades de
Martín lo llevaron en el año 1815
a viajar a Estados Unidos en una misión especial para
comprar armas, encomendada por el gobierno de Buenos Aires.
En su estadía enferma por lo
que no puede llevar a cabo correctamente su misión, muriendo a su vuelta a
bordo de la nave que lo traía de regreso a Buenos Aires. Mariquita quedaba viuda,
con cinco hijos por criar y sus negocios que atender.
A mediados del año 1818
llega de París, un joven francés, esbelto, buen mozo y muy refinado, profesor
de piano, Juan Bautista Washington de Mendeville, que pronto conquistaría el
corazón de Mariquita con sus finos modales europeos.
La noticia de la muerte de
Thompson llegó al Río de la Plata a fines de 1819 y en junio de 1820 Mariquita
y Mendeville se casan en una boda muy sencilla, ya que la novia no había
guardado el riguroso luto que exigía la época y tan solo siete meses después
nace Julio el primer hijo de la pareja.
Mendeville, gracias a las amistades
influyentes que tenía Mariquita, quien continuaba con sus lujosas y amenas
tertulias que realizaba a diario en su casa, logra ser nombrado Cónsul Francés
en el Río de la Plata y poco después decide comprar una quinta en las barrancas
de Los Olivos vecina a la quinta de la familia Azcuénaga (hoy quinta
Presidencial) y de Santa Coloma, exactamente en las tierras donde hoy se levanta la Sede del Club Teléfonos en
Vicente López.
Se la conoció como quinta “El
Ombú” ya que en su entrada, actual calle Hipólito Irigoyen y Madero, se
levantaba un frondoso ombú bajo el cual Mariquita acostumbraba esperar a sus
invitados mientras disfrutaba del fresco de su sombra y de la brisa del río
para saborear los clásicos mates mientras conversaba reunida con sus amistades
en las calurosas tardes de verano.
El
matrimonio Mendeville tuvo tres hijos varones, Julio, Carlos y Enrique, pero no
fue una a pareja feliz, muy por el contrario Mariquita sufrió muchas desavenencias
en su segundo matrimonio que quedaron desimuladas por la brillante situación de
la que disfrutaban, la cual parecía más sólida de lo que realmente era,
viviendo de fiesta en fiesta, los Mendeville se vieron obligados a vender
algunas propiedades para poder solventar los grandes gastos que realizaban, por lo que en el año 1831 venden la quinta “El
Ombú”.
Pocos
años después Mendeville es trasladado por el gobierno Francés a Caracas, pero
Mariquita decide no acompañarlo y quedarse en Buenos Aires, el destino querrá
que el matrimonio no se vuelva a ver. La distancia que separaba Caracas de
Buenos Aires era en proporción más difícil de cubrir que la que nos separaba de
Europa en esa época.
Nuevamente
Mariquita se queda sola, tres de sus hijas ya se habían casado y vivían en
Europa y otros todavía estaban acá con ella. Durante la época de Rosas se ve
obligada a exiliarse, primero vivirá en Brasil y luego se instalará en
Montevideo. Realizará frecuentes viajes a Buenos Aires para visitar a su hija Florencia
y a sus nietos además de aprovechar para enterarse de las ultimas novedades del
país a través de sus viejos amigos.
En
el año 1838, sufre la pérdida del menor de sus hijos que contaba con tan solo
13 años, siempre lo recordará en sus cartas como algo que no pudo superar, sus
otros dos hijos deciden viajar a Francia para completar su educación junto a su
padre.
Mendeville se encargará de
ellos y de las hijas que ella había tenido con su primer matrimonio. Muchas
veces Mariquita tratará de viajar a Francia para ver a sus hijas y a su marido
pero nunca lo pudo lograr.
Mientras tanto seguirá
abocada a los acontecimientos de nuestro país. Con la caída de Rosas vuelve
definitivamente a instalarse en Buenos Aires donde continúa con las obras de beneficencia
para las niñas huérfanas y se preocupará por mejorar el sistema de educación,
por lo que se enfrentara en ocasiones con Sarmiento.
Así irán transcurriendo sus
días tratando de ayudar a mejorar la sociedad dentro de sus posibilidades, con la vuelta de Europa de sus hijos varones ya
educados y bien instalados en sus actividades, quienes la acompañarán y ayudarán
económicamente ya que nunca le alcanzó la pensión que le enviaba su marido,
siempre se quejó de ello y añorando el lujo que la rodeo en sus años de
bonanzas y agradecida de haber estado siempre
rodeada por sus fieles amigos.
Fue una mujer de gran temple
que siempre se destacó por lo avanzado de sus pensamientos y por la valentía de
defenderlos, nunca fue indiferente a los acontecimientos del país y colaboró
para verlo crecer libre y grande, murió en Buenos Aires en el año 1868, unos días
antes de cumplir 82 años, sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta,
muy cerca de los de su amiga Remedios de Escalada de San Martín.
DELIA SASSONE
Guía
de Turismo de Vicente López
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